Un anuncio publicado en Craiglist buscaba a mujeres que no fuesen modelos profesionales con las siguientes características: "Abstenerse actrices, modelos o participantes de reality shows, buscamos simplemente mujeres reales para una nueva campaña de publicidad, condiciones: edades de 35 a 45 años, caucásicas, hispanas, afroamericanas y asiáticas. Debes tener una piel sin defectos, sin tatuajes o cicatrices, piernas y brazos bonitos (¡te vamos a fotografiar en toalla!), cuerpos naturalmente bonitos, en forma, ni muy gruesos ni muy atléticos. Piel y cabello bonito son un must".
Parece un anuncio cualquiera para una campaña cualquiera: el problema es que este anuncio buscaba a mujeres para la nueva campaña de Dove, la marca que aboga por las "mujeres reales" no quiere en sus anuncios a mujeres demasiado gordas, ni a aquellas que no tengan pelazo o que tengan algún tipo de cicatriz. No sólo eso, sino que busca a mujeres que tengan una piel "sin defectos", como si fuese algo tan sencillo. ¿Quién, me pregunto, sea más delgada o más gruesa puede presumir de tener un cuerpo sin ningún tipo defecto? ¿Ni una estría, celulitis o simplemente una mancha de nacimiento?
Con la llegada de la llamada "revolución curvy" analizamos si estamos ante una verdadera revolución o ante una serie de compañías muy listas que han encontrado la nueva gallina de los huevos de oro.
No aplaudas tanto: es sólo publicidad
Dove lanzó su "Campaña por la belleza real" en el año 2004, fue la respuesta a una larga investigación que culminó con el estudio The Real Truth About Beauty: A Global Report, este estudio desvelaba unos datos alarmantes: tan sólo el 2% de las mujeres entrevistadas se consideraban a sí mismas "guapas", no hay que ser matemático para entender que había un 98% de mujeres que no se sentían a gusto con su cuerpo, pero ¿cómo van a sentirse bellas las mujeres en una sociedad que continuamente está enviando mensajes de que tienes que estar perfecta las veinticuatro horas?
Desde 2004, Dove ha seguido apostando por esta campaña y por sus "mujeres reales", fue la primera empresa de cosmética que no utilizaba a supermodelos para vender sus productos y hoy día sigue revolucionando con sus campañas: sus vídeos se convierten en virales en cuestión de horas puesto que siempre muestran a mujeres de diferentes edades y que no son "chicas de portada" enfrentándose generalmente a problemas de autoestima. Lo que promueve Dove es que la belleza es un estado de ánimo, que debe ser una fuente de confianza y no de ansiedad para las mujeres, así, crearon el Movimiento Dove® por la Autoestima para ampliar el significado de belleza y que dentro de este nuevo significado se encontrasen más tipos de mujeres, no solamente las supermodelos.
El problema es que no es oro todo lo que reluce: en el reportaje The good, the bad, and the ugly of the Dove Campaign for Real Beauty, Angela Celebre y Ashley Waggoner Denton analizan las campañas de la marca y sobre todo, las distintas opiniones que generan: desde que han conseguido cambiar las reglas del juego o que es un soplo de aire fresco hasta que es totalmente hipócrita e incluso sexista. Su anuncio para buscar mujeres para sus campañas es una prueba de ello, ¿no es hipócrita que una marca que busca ampliar el significado de belleza rechace a mujeres "demasiado gruesas"?
Otra de las críticas que encontramos es que, a pesar de estar lanzando un mensaje positivo, no hay que olvidar que es una empresa, es decir, que están promoviendo un mensaje de "belleza real" y de aceptación de nuestros cuerpos, sean como sean, para que compremos, a fin de cuentas, cremas reafirmantes para que nuestra piel no se vuelva flácida.
Ellie Levenson, periodista habitual de publicaciones como The Guardian, The Times o Cosmopolitan y autora del libro "The Noughtie Girl's Guide to Feminism" escribe sobre Dove en un capítulo titulado "The Body Beautiful" donde explica que: "pese a que Dove intenta mostrar formas menos convencionales de belleza, falla totalmente al rechazar la idea de que hay gente que es sencillamente fea y lo más importante, que no pasa absolutamente nada, que las mujeres feas son igualmente válidas como mujeres", y prosigue:
Si Dove se tomase realmente en serio su mensaje de aumentar la autoestima de las mujeres lo haría con valores de belleza interna como tolerancia, entendimiento, amabilidad o respeto, pero dándole más importancia a la belleza externa simplemente sigue promoviendo la idea de que la mujer debe ser juzgada por su aspecto físico
La segunda razón por la que Dove genera tanta controversia es porque pertenece a la compañía Unilever, propietaria también de AXE, que como todos sabemos, promueven precisamente los "valores" contrarios: mujeres esculturales convertidas en objetos sexuales para el gusto y deleite de los hombres. Viéndolo así, sí que suena bastante hipócrita.
Pero sobre todo, es que una marca no debería tipificar lo que es una mujer real, porque todas somos mujeres reales: altas, bajas, gordas o delgadas, con estrías o tatuajes o sin ellos, feas, guapas o simplemente normales. Y sobre todo, abogando por la mujer real no puedes dejar de lado la auténtica realidad: que existen mujeres más alla de la 44.
¿Están cambiando las marcas?
Recientemente Mango ha lanzado una nueva línea de ropa llamada Violeta destinada a aquellas mujeres de "tallas grandes", de la talla 40 a la 52. Pocas marcas han prestado atención a las tallas grandes hasta el momento y mucho menos marcas similares a Mango, hablo con Raquel del blog Soy Curvy, sobre esto:
Las mujeres que tenemos tallas más grandes de la media habitual (más de una 44) cada vez tenemos más opciones, así que cosas como que Mango tenga una línea de tallas grandes es maravilloso. Nos parece genial que empiecen a prestarnos atención pero, a pesar de eso, seguimos sintiendo que nos toman un poco el pelo, porque la ropa sigue siendo fea y siguen empeñadas en esconder nuestras curvas todo el rato. Además, igual que hay diferentes tipos de mujeres delgadas nosotras también somos distintas, al final nos tenemos que adaptar mucho más que las chicas "normales" porque nuestra oferta es mucho menor.
Sobre la colección, Doublecloth comentaba lo siguiente en un post titulado "¿Por qué nadie escucha a las chicas de tallas grandes?":
Estoy desolada, soy una chica de tallas grandes desolada, que había puesto esperanzas en Violeta y se ha quedado chafada. Esperanzas de encontrar un montón de ropa bonita que me quisiera poner y no una colección de prendas básicas, con goma en vez de botones y que igual me pongo yo que mi madre (que es muy moderna, pero tiene más de 60 años). Que alguna me compraré, pero esperaba más.
Este parece ser un problema habitual entre las curvy, en el documental "A perfect 14" (Una perfecta 44) donde se sigue la vida de tres modelos de tallas grandes, hablan de problemas similares, además de decir que esa segmentación de tallas es "algo así como la última nueva forma de discriminación, la realidad es que te separan o distribuyen en función de tu talla cuando vas de compras". En el documental exploran además el problema de visibilidad de las tallas grandes: "No hay ningún problema con retratar a una modelo delgada en un anuncio o en una revista, pero cuando se da en el 95 o 99% de los casos es que hay algo que no está bien".
¿Dónde está la verdadera revolución?
Me interesaba hablar precisamente con las creadoras del blog Soy Curvy porque iniciaron un proyecto muy interesante donde querían comenzar una revolución curvy: dar voz a aquellos que traspasan el estándar.
Igual que Internet ha conseguido dar mayor voz al feminismo, me pregunto si también lo ha conseguido con mujeres de tallas grandes, Raquel opina que sí: "Yo creo que Internet se ha impuesto en todo y hace que todos, las empresas también, nos demos cuenta que somos mucho más plurales. Pero no nos engañemos, las marcas de ropa son un negocio abren filiales o tiendas con tallas grandes porque es negocio, cada vez hay más gente que las necesita así que ellos cubren una necesidad"
¿En qué consiste, entonces, esta revolución? Desde Soy Curvy hablan claro: "Soy Curvy existe para ayudaros a traspasar el estándar y construir el vuestro propio. Para aceptaros como gordas o diferentes sin sentiros culpables o raras por ello o, incluso, para saber que sois raras pero os da igual porque preferís ser felices.."
Esta es una revolución que no viene de las marcas, cuyos intereses a fin de cuentas, son conseguir más ingresos: es una revolución que empieza por poner voz a distintos tipos de mujeres, que han encontrado un altavoz en Internet. Aunque todavía queda camino: no podemos estar hablando de una verdadera revolución si seguimos utilizando eufemismos. Llegará cuando la gente utilice la palabra "gordo" con la misma libertad que utiliza "delgado", cuando la palabra gordo deje de ser un insulto o un tabú.
Cuando las abanderadas de esa "revolución" dejen de ser Christina Hendricks, Scarlett Johanson o Monica Bellucci y sean mujeres que utilicen una 44, una 46 o una 48 y no tengan cintura de avispa, cuerpos de guitarra y figuras absolutamente esculturales.
Cuando las marcas dejen de hacer catálogos separados, los de la gente "normal" y los de las "curvy" y en las tiendas dejen de segmentar la ropa, es más, cuando las marcas hagan ropa con las que una chica joven de la talla 44 no sienta que está vistiendo como su madre. Cuando en las pasarelas veamos distintas tallas sin que eso nos asombre o sea motivo para aplaudir al diseñador de turno.
Y en definitiva, cuando las marcas dejen de promover una "belleza real" que deja fuera de la realidad a muchísimas mujeres.
En Trendencias Continúa la revolución curvy: Ashley Graham portada de Elle Québec
-
La noticia ¿Es la "revolución curvy" algo real o es un nuevo tema de moda? fue publicada originalmente en Trendencias por Beatriz Serrano.